domingo, febrero 28, 2016

A TINA CON AMOR

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I
I
Anoche soñé que vivía
muy cerca de una fontana,
y que por sus grifos salían
perlas en lugar de agua.

Soñé que con ellas te hacía
una diadema muy bella
y que en tu frente lucías
graciosa como una reina.

Y soñé, no muy discreto,
que entre rosas te bañabas
y que flameando al viento
tu pelo moreno secabas.

Vi cómo el viento temblaba,
al cruzar por tus cabellos
que como azabache brillaban
de tan limpios y tan negros.

Un día en la fiesta del pueblo
absorto yo me quedaba,
cuando mecías tu cuerpo
mientras alegre bailabas.

Me encontraba en un rincón
solitario y cabizbajo
y tú, con tanta ilusión,
moviéndote por todos lados.

Te reías, saludabas,
radiante estabas y hermosa,
y por allí caminabas
igual, igual…, que una diosa.

Te parecías a Diana
con la faldita tan corta
y hasta tu cuerpo nimbaba
la Luna llena de rosas.

De repente desperté
y vi que todo era un sueño,
y en la cama me quedé
contemplando, un rato, al cielo.

Atónito quedé al ver
dos estrellas relucientes;
eran tus ojos…, ¿soñé?,
me miraban sonrientes.

Mirándolos más fijamente
pude comprobar, gozando,
que acababan finalmente
todo mi cuerpo alegrando.

Es posible que en mis sueños
haya yo sentido celos,
pues no fui jamás el dueño
de abrazar, nunca, tu cuerpo.

Coda

Y soñé que me matabas
con un beso por puñal;
quisiera que me mataras
mil veces de forma igual.
I

LIDIA EN EL JARDÍN DEL AMOR

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¡
¡
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(Dedicada a Lidia Fdez.-Rebollos Carballés)

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Una fresca mañanita
y en su capullo una flor,
brindaba lindos aromas
por el éter, bajo el Sol,
con esa blanca inocencia
que sólo irradia el amor.

En ese instante la aurora
que lucía sin rubor,
embriagaba aquellos cielos
con el tul de la ilusión,
anegando con rocío
los pétalos de la flor.

Gorjean los ruiseñores,
el aura susurra al viento,
ilumina el sol los campos,
las fuentes sueltan su aliento
y, mientras, Lidia desplega
su voz con gran sentimiento.

Bajo los vidriados iris
de la bóveda celeste,
con su tibio resplandor
y con majestad solemne,
lanza al aire sus canciones
aquella niña inocente.

Va elevando con mesura
su canto alegre y jovial,
contando la bella historia
de una Princesa Real
que quiso ser mariposa
y bajo el cielo volar.

Con sus blancas manos, Lidia,
cuida el Jardín del Amor;
bebió el zumo de las rosas,
con la miel se alimentó,
le cobijaron las lilas
y entre estrellas se durmió.

Su corazón se ilumina,
al surgir de nuevo el Sol,
y tiembla la bella niña
como en su tallo la flor,
al ver que las niñas juegan
allí..., bajo su balcón.

* * *

Hoy cumple, Lidia, diez meses,
y todo esto lo soñó
mientras su madre mecía
la cuna con tanto amor,
que fue espejo de su mente
lo que Lidia recibió.

EL TESORO MAS HERMOSO

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(Dedicada a Mario Fdez.-Rebollos Carballés)

~~= · · · = ~~

Un tesoro me ha llenado
de inefable resplandor,
cuando llegó hasta La Tierra
pleno de magia y candor
un Ángel, el más hermoso,
que el Cielo nos envió.

No existía el oro en cofres,
ni tampoco incienso había
y hasta la mirra faltaba,
pero a un Rey sí parecía
entre espléndidos pañales
aquél niño de mi vida.

Mirando al dulce retoño
ante el arrogante cielo
me estremezco con ternura,
al contemplar a mi nieto
bajo los rayos del Sol
tan sano, tan listo y bello.

Es la flor más delicada
de una rama que forjé,
siendo el fruto coronado
de aquél sueño seductor
que en mi juventud lozana
un día sembró el amor.

Y...,
de esa rama que es mi orgullo
brote fresco floreció,
abriendo una nueva senda
de guirnaldas y luceros
del que un día volverá
a surgir un fruto nuevo.

¡

UNA VUELTA POR GIJÓN

¡
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¡
Me gusta escuchar la gaita
y el redoble del tambor;
también me gusta la sidra
y beberme unas botellas
bien entrada la mañana
en cualquier bar de Gijón.
¡
No sé que tiene la sidra
que tanto me gusta de ella:
¿será ese cuerpo que luce?,
¿tal vez, su dorado color?,
¿quizás, por su alegre perfume?,
¿o es su afrutado sabor?;
yo no sé por qué será,
pero sea por lo que sea
todo me gusta de ella.
¡
Pues sí, yo vivo en Gijón,
la Villa de Jovellanos;
aquí, la noche no duerme,
tampoco la Luna descansa,
y las estrellas sonríen
a los jazmines del alba.
¡
En ésta hermosa ciudad
no brota nunca el silencio,
pues como tibios corales
y entre ferias y congresos
surgen los coros y danzas
que cantan sus himnos de amor
y bailan con tal sentimiento
que consiguen hacer los días
inolvidables y bellos.
¡
Está rebosante Gijón
de belleza natural;
tiene parques y jardines
con su verde ya habitual,
sabiamente repartidos
por toda la capital,
ataviados dulcemente
con lindas plantas y flores
que llenan a ésta ciudad
de tonos multicolores.
¡
Hay una cosa que siempre
nos llamará la atención:
son sus bares y tabernas,
salones, cafeterías,
casinos y merenderos,
restaurantes, sidrerías,
bellamente decorados,
donde se ve la opulencia,
se resalta el buen yantar
y sobre todas las cosas
se cuida la calidad.
¡
También tiene su recinto
de Feria Internacional
amenizado con fiestas
de aire tradicional,
con su canción asturiana
y su baile popular
donde se escancia la sidra
que se bebe sin parar.
¡
Y si usted viene a Gijón
no se sentirá un extraño,
pues pronto comprobará
que en ésta bella ciudad
estará muy ocupado
y todo el tiempo animado
por las gentes del lugar.
¡
Y si quiere contemplar
un espectáculo grandioso,
el más digno de admirar,
vea el mar enfurecido
pero desde el litoral;
son cosas para el recuerdo
que jamás podrá olvidar.
¡
Pues...,
cuando el Cantábrico ruge
es para echarse a temblar:
se encuentra excitado el viento,
está furiosa la mar
y enloquecidas las olas
revientan contra el roquedal.
¡
En éstas aguas salvajes,
limpias, batidas y frías,
la mar se agita entre espuma
y con su fuerza infinita
estremece a los abismos,
haciendo surgir cada día
y entre brumas matinales
de sus entrañas…, la vida.
¡
Y de éstas bravías aguas
brota una furia dantesca,
cuando a la muerte del Sol,
impasible el firmamento,
ve coronado en su ocaso
aquél mar azul y fiero
que hace llorar de emoción
hasta al mismísimo Cielo.
¡
Y cuando parta de nuevo
de la ciudad de Gijón,
sabrá que aquí va a dejar
a formidables amigos
que le van a recordar,
siempre con mucho cariño,
desde la orilla del mar.
¡

LA NUBE (Un canto a Asturias)

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Una esplendorosa nube,
nacida como de un sueño,
trajo a la Tierra aquél día
un bello trozo de Cielo.

Surgió por el horizonte
en una hermosa mañana,
llenando el aire de aromas
de incienso y frutas tempranas.

Buscaba un lugar tranquilo
donde reposar su vuelo,
cuando viendo una atalaya
de encinas y robles viejos
con armonía en sus prados
y plácidos ventisqueros,
quiso con toda su alma
acariciar aquél suelo.

Desconocía la nube
en qué lugar se encontraba;
pensó que se había perdido,
pues luego que atravesara
aquellas nieves del Norte
y los desiertos surcara,
creyó regresar al Cielo
pero no..., se equivocaba,
¡¡se hallaba en Tierra asturiana!!.

Y ante tal marco divino
aquella nube encantada,
posándose suavemente
sobre las cumbres más altas,
fue sembrando aquellos valles,
ríos, montes y cañadas,
con los dones más preciados
que el Cielo le encomendara.

De pronto hubo un resplandor
cuajado de púrpura y oro,
con un crepitar de estrellas
balbuciente y muy fogoso,
que partiendo de la nube
a los sones melodiosos
de un coro de serafines
resultó..., maravilloso.

Y esa divina canción
que los ángeles del Cielo,
alegres y entusiasmados
se la cantaban al viento,
era aquél himno de Asturias
que allá bajo el firmamento
hizo vibrar de emoción
a los hombres de éste pueblo.

Y en ese preciso instante
la aurora derramó pureza,
y con inmortal dulzura
aquél ambarino néctar
que de recónditos cielos
por el éter serpentea,
fue creando allí un Edén,
colmándolo de belleza.

Hermoso y rico vergel
es ésta tierra asturiana,
por el verdor de sus pastos
y el suave aliento que emana
de su luz crepuscular;
y en mágica ilusión volaba
la gran voz del ancho mar,
cubriendo así la montaña.

Y en la serena alborada,
al despertar el rocío,
envidia causan las flores,
ternura los limpios ríos
y las aves van cantando
al amor con bellos trinos,
llenando así la campiña
de fascinantes hechizos.

Entre la gran espesura
de aquellos bosques frondosos,
los álamos custodiaban,
cual hércules fabulosos,
a las musas y a las xanas
que con sus dones preciosos
hacían de la noche plata
y a los árboles..., suntuosos.

Y como fuentes perennes
aquellas ondas del río
descienden por verdes valles
buscando sendas de armiño
a través de la ribera,
y flirtean con los lirios
que con su bordado encaje
le van abriendo camino.

Y en la acantilada costa,
como torre soberana,
resurge de entre las olas
una furia desbocada,
que con voz atronadora
lanza su espuma irisada
que entre suspiros y aromas
cae en risueña cascada.

Hasta el Cielo se estremece
con púdica melancolía,
cuando dicta nuevas normas
buscando en todo armonía;
y hasta incluso aquellos rayos
que la Luna no vertía,
vuelven con todo su encanto
a lucir en sus mejillas.

En ésta ocasión el Señor
supo muy bien lo que hacía,
pues si con Eva y Adán
trajo a La Tierra aquél día,
a su primer Paraíso
sólo llanto y agonía,
por fin hoy sí consiguió
arreglar tal injusticia.

Era un jardín el Edén,
tan bello y tan bien cuidado
que mucho se parecía
al mundo del Principado;
pero en aquél dulce lugar
el Señor, muy perturbado,
puso extrañas condiciones
a los dos enamorados.

Precisamente un manzano
fue la peor tentación,
pues sólo trajo a éste mundo
tristeza y desolación;
pero ya no existe duda
de que en ésta otra ocasión,
es el manzano la obra
mejor de la Creación.

Ahora, en el nuevo Edén
surgido en tierra asturiana,
el manzano ya es el rey,
y la sidra...,
dorado fulgor del alma.

Quiero aprovechar el momento
y también ésta savia sagrada
para escanciar un “culín” de sidra
y brindar...,
¡¡por toda la gente asturiana!!. 

ODA A VILLADEPALOS

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¡¡
¡
Será el aliento de sus cantarinas fuentes,
o tal vez sus ríos y maravillosos prados,
o quizás sus huertas y fértiles collados
pero Villadepalos es..., lo que son sus gentes.

Hombres prudentes, de vieja tradición,
magnífico porte, altivo y sereno,
con mirada dura, exterior de hielo
y con un diamante por corazón.

--“Pueblan éstos valles de leyenda
seres puros, pródigos en valor,
que desafiando los riesgos en contienda
y postergando su vida al honor,
han sabido con las armas defenderla
y darle toda su honra con amor.”—

Verde cauce, antigua vía minera,
bellísimos castros al Sil cercanos,
tierra de hidalgos que no villanos,
por el Bierzo amada..., villa señera.

De las grandes gestas, glorias pasadas,
conseguidas ellas por nobles lanceros,
tan sólo quedan hoy de sus aceros,
recuerdos vivos de hazañas ganadas.

Levántate semidiós y en mi confía,
pues tú, nacido en ésta tierra hermosa,
siente que en tu sueño soberano aún reposa,
un aura de confusa ilusión y de porfía.

Adelante raza de héroes y que un día
se eleve sobre el llanto de las flores
y hasta el altar de ésta alegre patria mía,
y como una bendición de mis pasiones,
las densas tinieblas de la rebeldía.


Recupera tu aliento y lucha con hombría,
aleja de ti los tristes recuerdos,
abandona la soledad de tu osadía,
y cuando te abrasen los instintos fieros
haz temblar la tierra en frenética agonía.
¡
¡

UN SUEÑO DE AMOR

¡
~~==~~==~~
¡
¡
El delicioso anhelo de mi amor profundo
que aguarda inquieto tu hermosura contemplar,
trunca los morbosos y lánguidos gemidos
en vanos intentos de triste soledad.

La ilusión perdida que en mi angustia me abandona,
a la par que de amargura mi vida ha de llenar,
quizás tus labios, tus caricias, tu ternura
en utópica quimera yo vuelva a desear.

Y si el negro velo que en incierto día,
el halcón de la furia pudiera rasgar,
la faz de la muerte, silenciosa y serena
de mi corazón lograra, tal vez, arrancar.

Altares sombríos que en mazmorras se tornan,
retablos dorados de hermosura cruel,
las mudas campanas de la torre altiva
esperan con ansia verte aparecer.

* * *
¡
- “ Suelta tu pelo
divina ilusión,
y cántale al viento
dulce ruiseñor.

Suelta tu pelo,
virgen de pasión,
y dime tu nombre
ninfa del amor ”.-

Y el cielo responde
con muda intención:
“ Mi nombre es ninguno,
dulce corazón,
y si al viento canto
con gran devoción,
es por ti, cariño,
pues muero de amor .”
¡* * *
¡--“ Al despertar la aurora de su dulce letargo
y como por efecto de especial conjuro,
la princesa de mis sueños, bella criatura,
en el lago bañaba su cuerpo desnudo.”--

A tu lado el dolor es alegría
y el tormento a tu vera diversión,
si contigo el aislamiento es compañía,
a tu entorno el sacrificio, distracción.

Como un sueño hermoso nació nuestro amor
y con un juramento sellado quedó,
y al expresarnos, llorando, nuestra devoción,
cual si fuese un fantasma ... , Jesús lo escuchó.

Tal testigo de excepción era el Señor
que clavado en una cruz se desangraba,
quien bendijo con un gesto nuestro amor,
separando una mano ensangrentada.
¡

TRISTE DESTINO

¡
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¡
¡
Regresa despojo letal,
detén tu instinto primario
y no abandones tu santuario
inmundo corcel fatal .

* * *
El corcel de la muerte cruza los campos
en los que la vida se va sin retorno,
cual tumba abierta en el centro del mundo
y donde las ánimas hielan de terror la sangre.

Los desgarros de la vida y del corazón,
verdadera causa de la justa universal,
faltos de entrañas y sin conciencia interior,
incuban una enorme avidez de eternidad.

La helada soledad que oprime a los humildes,
cuando con furor intempestivo dan tregua a su odio,
ven desvanecerse, al fin, las densas tinieblas,
en el mismo lugar en que yace su cadáver cruento.

--“Surge el Sol entinto en sangre
cruzando por tortuosos senderos,
y en sus cabellos de fúlgidos haces
va luciendo cual diadema
y abundando en sus dulzuras,
una áurea corona de estrellas.”--

Con sus túnicas blancas ondeando al viento
y los brillantes escudos cuajados de perlas,
los jinetes avanzan al rítmico paso
de aquellos timbales que incitan a guerra.

-- “Van buscando aquellas almas
el reposo del infierno,
con sus llamas vacilantes
y el perfume de los muertos.

Tal vez su insensato furor
apague su sed de venganza,
al igual que con el día se agosta
la tenue flor de la esperanza.”--

El hierro, surcando los aires, abre una herida,
y el viento se hace eco del dolor y el llanto,
mientras que el espíritu de las ardientes nubes
se dirige a los páramos de las eternas brumas.

Una llama vengadora con voracidad sangrienta,
ciñendo el laurel en su altiva frente,
rodó abrasadora sobre las mallas y aceros
con impetuoso brío y considerable acierto.

La depravada ambición de los milicianos
que ansían con lujuria el oro y los placeres,
proyecta emociones de fiebres malignas
en las que ni siquiera son suyos los sueños.

La traición, al acecho, flota en el aire
y el devenir de la noche cobija el silencio,
más cuando sus ojos por fatiga se cierran
la comitiva infernal entre el follaje aparece.

El sol de la mañana lució tristemente
y el aguijón de la muerte, violadas las leyes,
dejó al descubierto las corazas, escudos y yelmos
de los que murieron sin poder defenderse.

Desde entonces el corcel de la muerte
con sus crines doradas ondeando al viento,
va esparciendo por las profundas fosas
la traición, la turbación y el desaliento.
¡

SUEÑOS DE UN MARINO

¡
¡
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¡
¡
Vuela, vuela, una gaviota,
trae aires de canción,
son los llantos de un marino
que soñaba con su amor.

Nostálgicas sus canciones,
son recuerdos del ayer,
son, tal vez, aquellos besos
que le brindó una mujer.

Y al rítmico balanceo,
éste joven marinero
va desgranando sus notas
lanzando al aire recuerdos.

De su boca van surgiendo,
unas tiernas melodías,
que al mismo tiempo le causan
una cruel y dulce herida:

--“ Bordado en mi corazón,
tu nombre grabado llevo,
y vagando por mis venas
un cariño verdadero.

Mi alma pidiendo está,
asilo en tu pecho ardiente
pero por tu lado cruza
y, triste…, se desvanece.”--

--“Me encanta mirar tu rostro,
ver la sonrisa en tus labios
pero mi mayor deseo...,
estrecharte entre mis brazos.

Por eso al soñar contigo,
te llamo, amor, en silencio,
aunque nunca me escuchaste
ni tan siquiera en mis sueños.”--

Con mágico viento de popa
el velero se deslizaba,
cruzando sinuosamente
aquella mar encrespada.

Lleva sus velas largadas
y su gallardete luce,
tremolante y altanero,
el palo mayor del buque.

Aquél hermoso navío,
boga cortando las olas
y una suave ventolina
henchidas lleva las lonas.

Y sobre un vendaval, Eolo,
cabalgaba vigilante
para que vientos contrarios
por allí no se acercasen.

Al mismo tiempo el marino,
desde la cofa más alta,
otëaba el horizonte
por ver si la mar cambiaba.

Mientras tanto las Nereidas
entre las olas jugaban
y a lo largo del velero
entre risas, bromeaban.

Es la hora en que en las playas
están los enamorados
tendidos sobre la arena
con sus cuerpos abrazados.

Y es el momento del día
en que la magia del Cielo,
va llevando al corazón
sus más hermosos secretos.

Parece volar el navío
llevado por blancas olas
y el Sol ya se va ocultando
allá, lejos…, en la costa.

Como un halcón de los mares
y en medio de un mar eterno,
va cruzando aquellas aguas
arrogante y muy ligero.

* * *
¡
Sueña el marino en la Mar
como en una enamorada:
--“ La sueña, sí, muy coqueta,
con sonrisa delicada
y con una leve brisa
que mece sus aguas mansas.”--

Cuando en las noches, la Luna,
con sus pálidos haces de luz
su superficie perlaba,
la Mar se ponía aún más bella,
ensortijaba sus olas
y cual si fuera un espejo
en sus aguas se miraba.

* * *
¡Alegre estaba Selene
pues iba a ver a su amor;
contenta estaba esa noche,
radiante…, como una flor.

Van cambiando los matices
de aquellas límpidas aguas,
pasando del turmalino,
al turquesa y esmeralda.

El marino está apoyado
por la borda de estribor,
contemplando aquella luna
con tan bello resplandor.

También mira a los delfines,
cortando alegres las olas,
agradeciendo ésta tregua
que daba paso a la aurora.

Hace días que navegan
y la costa no se ve,
tal vez se arrepienta y ahora
ya se quisiera volver.

Y entre suspiro y suspiro
la aurora se va alejando
para cederle su espacio
al día que está llegando.

Le queda poco al navío
para arribar a buen puerto,
pues comienzan las gaviotas
a verse ya por el cielo.

Y una gaviota argenta
que viene por lontananza,
llega muy presto y se posa
en el mástil de mesana.

Él, la mira tolerante
y ella a él, tal vez, turbada,
pues la gaviota sabe y no él,
que ella sus penas llevaba.

Llega, por fin, aquel día,
por todos tan deseado,
cuando como un trueno suena
la voz de, ¡tierra…!, a su lado.
¡
¡

INVIERNO

I
~~===~~
I
Por férreas columnas doradas
cuajadas de mármol y flores,
cruzan los gélidos vientos
de las montañas del Norte.

Son arrastrados por dioses
que alegres van por el cielo,
cabalgando en turbia nube
toda forjada de hielo.

Cruzaron ríos y campos,
montes, valles y laderas
y se fueron a hospedar
muy cerca de las estrellas.

Entre cantarinas fuentes
de argentina y fresca agua
y rodeados de jazmines
muy dichosos se encontraban.

Dejaron libres los vientos
vislumbrando fantasías
y esparcieron por el éter
rosas blancas de alma fría.

Van sembrando la campiña
de perlas en tenues copos,
ribeteadas de armiño
con finas labores de oro.

Comienzan de pronto a caer
gotas de lluvia muy finas,
tomando oscuros matices
tras las risueñas colinas.

Los cielos se van poblando
con enormes nubarrones;
cercana está la tormenta
y helados los corazones

Un relámpago estremeció
con dolor el firmamento
y asustadas las estrellas
se ocultaron por el miedo.

Poco después le siguió
un estruendo pavoroso
y hasta las nubes caían
rotas en menudos trozos.

Gimen con rabia los cielos;
desgarrado queda el cosmos;
y hasta las cumbres vomitan
agua, tierra, cieno y lodo.
I* * *
IY mientras el Sol se encuentra
en su morada celeste,
esperando muy tranquilo
a que el mundo se serene,
allá, lejos, en la Tierra,
todo, todo, se embellece:
están los parques cubiertos
por finas capas de nieve
y con azahar se visten
todos los ríos y fuentes;
y en los hogares el fuego
con calor todo lo envuelve
y a su entorno las familias
se reúnen tiernamente.
I* * *
ILos niños, hoy sin escuela,
tras sus bufandas y abrigos,
juegan juntos en la nieve
entre clamores y gritos.

Unos haciendo muñecos,
otros construyen castillos,
los demás lanzando bolas,
lo pasan muy divertido.

El clima ya va cambiando,
el aire los montes orea,
y el invierno va dejando
su paso a la Primavera.

Comienzan ya sus colores
a verse por todos lados
y el éter pleno de aromas
se extiende por todo el campo.

Coda

El invierno es el crisol
en el que el mundo se funde,
el frío y la nieve, copela,
de donde ya limpio…, surge.
I

EL AMOR DE ORFEO

¡
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¡
¡
¿Qué celestial música en son lejano
lanzan al cielo con melodía virginal,
las ninfas que en su canoro cántico
glorifican la gesta que el gran héroe
pudo en Tracia, su mito, cultivar?.

Como hijo de Apolo adora la belleza
y de su esposa el candor y honestidad,
y como Rey soberano de la lira, sólo aspira,
a que el dulce nombre de su amada
se venere en el Olimpo con serena castidad.

Los árboles se mecen al arrullo de su voz,
y cual serena perla o desmayada flor
el tañer de su lira rinde por pasión
los instintos fieros de los animales
que, dando su vida, se mueren de amor.

El nombre de Orfeo los Argonautas adoran,
pues vencidas las sirenas y el dragón
la luz brillante de su hermosa lira
cerraba las fauces de las desbocadas olas
a los sones ardientes de una canción.

¡Oh, desgracia del Parnaso, tristeza del Olimpo!.
La traición de Aristeo y la sierpe mortal
arrastran a Eurídice, la de las blondas guedejas,
la de inmortal belleza, la esposa amante,
hacia el insondable abismo infernal.

El malhadado Orfeo de tristeza se muere
y su alma se deshace en llamas de amor,
y mientras desciende allende los infiernos
sus himnos de muerte vagan con dolor
mostrando la herida de su corazón.

Se estremece, llora y de rodillas implora.
En sus manos la lira vibra dando libertad al viento
y sus estrofas de amor, cúpula sonora, alto deseo,
cautivan el alma rocosa de sus carceleros
que llevarse a Eurídice, le permitieron.

No volver la cabeza a su regreso,
le fue impuesta ésta sola condición:
Fácil requisito, sutil pequeñez, amable ilusión;
aletea en el aire el sagrado laurel de la esperanza,
perla de amor, música de ensueño.

Caminan hacia la libertad con ánimo vivo,
salvando los escollos con indomable candor;
las Puertas de Hades a la vista están;
redoblan el paso, el nerviosismo les invade
y se olvidan de todo, excepto de su amor.

Por las abiertas Puertas entra la luz
y en ese instante se vuelve con amor,
y con los brazos abiertos, lleno de pasión,
al abrazar a su esposa, ¡oh, vana ilusión!,
las sombras se la llevan ... , se desvaneció.

Con un terrible grito de espanto,
tornado loco, ciego de furia y dolor,
apretando la lira entre sus puños,
lanzose en frenética carrera
conociendo, entonces, lo que es el horror.

Maldito olvido, ¡pobre loco de amor!.
Su alma pura de nuevo se perdió,
¿dónde está su cariño, su ilusión?.
Angustiado, lleno de odio y rencor,
sin pensárselo dos veces, la vida se quitó.
¡

OTOÑO

I
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I
Los campos están sin color
y las hojas ya marchitas
en Otoño;
también llegó el desamor,
dejando sólo en la vida
los despojos.

Descuidados los jardines,
las alamedas desiertas,
los recuerdos…,
y los vientos gimen tristes
entre esperanzas ya muertas,
sin secretos.

Y en la artística locura
que da comienzo al Otoño
van surgiendo,
tras noche de eterna bruma
y como un tenue hilo de oro
los silencios.

Ya no se escuchan las aves,
ni el zumbido de la abeja
bajo el cielo;
tan sólo las nubes traen,
después de tanta miseria,
tristes sueños.

Incluso la Luna teme
ocultarse entre la niebla
en su ocaso,
y hasta los dioses padecen
el terror de las tinieblas
a su paso.

Y así como entrega el árbol
sus ya melancólicas hojas
a los vientos,
así de las tumbas, el mármol,
va cubriendo las congojas
y lamentos.

No nos quedan más que sueños
en el devenir de las horas;
vuelve el día,
y con él los sufrimientos
que pudieran trocarse, ahora
en alegrías.

Y aunque el llanto de los cielos
no es otra cosa que una lluvia
deshojada,
¿por qué se cernió aquél velo,
causando tanta penuria
a nuestra alma?.

Bandadas..., bandadas de aves
por millares se agrupaban,
por colinas
y también sobre los valles;
y de los montes volaban
por sus cimas.

Emigran hacia otro clima
guiándose por el Sol;
y en los cielos,
van portando en sus valijas
tan sólo una cosa, que son,
sus recuerdos.

Hoy, esperando el invierno,
se encuentran las amorosas
jovencitas
sin decorar sus cabellos
pues no quedan de las rosas,
sino espinas.

Sólo hay árboles desnudos
y desolados jardines
en Otoño;
y los aires siguen mudos
y las esperanzas tristes,
… y despojos.

El tránsito borrascoso
de una bella Primavera
ya pasada,
a un doliente y burdo Otoño,
sólo impuesto por la fuerza,
nos dejaba.

Y si éste es nuestro destino
es muy cruel, y le diré
que se vaya,
pues nadie oirá sus gemidos;
y yo, alegre lo despediré...,
cuando parta.
I
I

EL REY DEL BIERZO

¡
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¡
Con su mano omnipotente
quiso Dios crear el Cielo
y ante un blanco resplandor
surgió de la nada..., El Bierzo.

El Señor se puso alegre
y encantado se quedó,
al dar por finalizada
su obra de la Creación.

Porque ha sido, a no dudar,
la mejor labor que ha hecho,
pues nadie podrá imitar
la hermosura de éste Cielo.
¡* * *
¡--“Pero El Bierzo ya llevaba
dentro de su corazón,
los reflejos de la Luna
y jazmines del amor.”—
¡* * *
¡Y en su generoso pecho
se eclipsó un rayo de sol,
cuando alzando diestra mano
un áureo cetro blandió:

“Este cetro, es mi deseo,
que lo porte un Pueblo Rey
con la dignidad y gloria
del Cielo que le vio nacer”.

Níveos caballos alados,
veloces cortan el viento,
abriendo aquellos caminos
que darán paso al cortejo.

Pueblo a pueblo van cruzando
muy ilustres caballeros,
que siempre son precedidos
por solemnes timbaleros.

Van buscando a un pueblo digno
que pueda representar,
aquél Cielo que es El Bierzo
con gran pompa y majestad.

Tan sólo un nombre se escucha
por aquél bello vergel,
que vibra por altas cumbres
y por los valles también.

Es un nombre melodioso,
un título para un Rey,
es el orgullo de El Bierzo,
Villadepalos..., tal pueblo es.

Y éste nombre se repite
en toda aquella región,
por el amor de los hombres
a su Tierra y por su honor.

De repente se abrió el éter
transparente en el azul,
apagándose las estrellas
cegadas por tanta luz.

Era el fuego que surgía
desde el Santo corazón
que María Magdalena
a éste pueblo le entregó.

Entonces Villadepalos
como Reina la tomó,
erigiéndola Patrona
con tan noble distinción.

Así que la nueva Reina,
aclamada con fervor,
hizo entrega a sus vasallos
de una perla y una flor.

Era la perla más bella
que en La Tierra puso Dios,
pues es el blasón divino
de aquél Santo corazón.

Y ahora luce éste pueblo
con orgullo en el ojal,
la más roja y fresca rosa
jamás nacida en rosal.
¡

LIBERTAD

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La mugrienta losa de aquél sepulcro
cuya libertad al mundo cierra,
va forjando entre truenos y arreboles
pasiones ya perdidas..., esperanzas muertas.

Y mientras el sesgado sueño de la hoz
vaya ocultando con futuro olvido
los oscuros y tristes ecos del silencio,
jamás habrá paz, ni siquiera primavera,
tan sólo el triste suspiro
de una vieja y nocturna quimera.

Pero si el ansia de libertad rompe la losa
y la dulce esperanza de un nuevo amanecer
rielase en el azul en su postrer aliento,
tal vez, en jirones se desprendan los anhelos
que, con gallardía, nobleza y tranquilo aspecto
truncaran para siempre..., aquél silencio.

Y cuando la ilusión con orgullo fiero
se acerque con suave cadencia a nuestras almas,
una regalada paz ya sin rencores
de nuevo volverá a excitar
nuestro grave, ardiente y persuasivo acento.

Y ante aquél pálido cuadro
de tan triste soledad y de aislamiento,
podremos elevar, entonces,
la radiosa frente hacia el nuevo Sol,
bajo un dulce y etéreo despertar del Cielo.
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LA SULTANA

I
(Dedicada a Aleida Garnelo)
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I
IIEn un bello país de Oriente,
allí donde nace el Sol,
hay un oasis muy grande
lleno de magia y color.

Todo el mundo es muy feliz
en aquél lugar de ensueño,
pues moran en un Edén
que está en medio del desierto.

Viven en hermosas tiendas
con reflejos de arrebol
y dorados arabescos
bordados en su interior.

Y en sus cristalinas aguas,
una hurí encantadora
ve reflejado su rostro
bajo la luz de la aurora.

Y ésta mora tan hermosa,
la más bella del lugar,
tiene por nombre Aleida
y es la hija de un sultán.

Sublimes son sus cabellos,
oscuros y ensortijados,
y en su exótica tez fascinan
sus grandes ojos castaños.

No existe perla más pura
ni belleza tan bien hecha,
como en un claro de luna
ver a la preciosa Aleida.

Su hermoso cuerpo de niña,
bañado entre dicha y paz,
derrama sobre éste mundo
un amor angelical.

Casi todo está dispuesto
porque van a comenzar
las fiestas de primavera
en aquél bello lugar.

Y en una antigua mezquita
que existe en el palmeral,
unas bellas odaliscas
la adornan para el festival.

Y cuando el alba se rompe
da comienzo la gran fiesta,
en la que ardientes dragones,
blancas y errantes estrellas
y califas muy feroces,
liban aquél fresco néctar
del espumoso rocío
en un cáliz de amapola.

Entre todo aquél bullicio,
la linda y preciosa Aleida,
salta, canta, ríe y baila
y se divierte en la fiesta.

Y en aquél preciso instante
entona un dulce cantar,
y timbales y añafiles
le van siguiendo el compás.

El joven Ahmed le sonríe
y ella a él le corresponde,
y de sus juveniles alientos
nacen floridos verdores.

Y cuando muere la tarde
y feliz llega la noche,
arde ya en aquél vergel
el fuego de sus amores.

Con gran pompa y majestad,
sin velo que cubra su rostro,
aquella bella doncella
un beso le brindó al mozo.

--“ Tañida por diestras manos
se extiende sobre el desierto
el tenue son de una guzla
mecido por denso viento.”--

La noche ya va pasando
y aunque la dicha es muy grande,
al albor de la mañana
Ahmed tiene que ausentarse.

Y el bello Ahmed se despide
dándole un beso en los labios,
y a lomos de un elefante
le dice, adiós, con sus manos.

Muy triste se encuentra Aleida
al mirar allá, a lo lejos,
y turbios sus ojos quedan
con lágrimas de recuerdos.

Y cuando los rayos del Sol
van esculpiendo su cara,
con gran dignidad aflora
su egregia estirpe sultana.

* * *
I
-- “ Los rasgos de aquella hurí
no pueden ser agarenos,
pues mora tan celestial
no puede entrar en el Cielo.” --
I

EPIGRAMAS

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¡¡Si es que nuca pretendes
devolver la invitación,
es preferible que antes
de aceptar..., digas que no
¡
* * *
¡Manuel García Riego,
daba clases de latín
en un colegio importante;
como el pobre era un lego
en materia tan sutil,
lo echaron por ignorante.
¡
* * *
¡El libro que recitas, Avelino,
tu bien sabes que es el mío;
pero cuando lo recitas mal,
empieza a ser el tuyo, claro está.
¡
* * *
¡
¿Que cómo quiero a mi chica?.
No la quiero ni muy fácil,
ni tampoco muy difícil;
tan sólo una cosa intermedia:
Ni quiero lo que empalaga,
ni quiero lo que me angustia.
¡* * *
¡
Se encontraba la consulta
en todo momento vacía,
pues tan malo era el galeno
que la gente no acudía.

Despistado un pobre enfermo,
quiso el azar aquél día
que entrase en esa consulta
y nunca saliese con vida.

Por eso, cuando se trata
de poner en otras manos
el destino de la vida
hay que tener, por si falla,
(puesto que somos humanos),
una doble perspectiva.
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LÓBREGOS SUEÑOS

II
---( A la memoria de mis amigos Fidel y Francisco)I
I----La naciente Luna, lanza sus perlados haces de luz sobre las ennegrecidas y cenicientas lápidas que salpican, con opalescentes sombras, el tapiado camposanto tranquilo y sereno, en el que reposan en profundo silencio los restos del rebaño del Señor. Entre los sagrados muros, esperan confiados por el maravilloso día en que la victoria del Bien sobre el Mal, otorgue la libertad a los seres queridos que, en éste mundo de dolor y muerte, han legado su vida a la tierra como un presente que ésta aceptó, como si proveniente de una deuda se tratara.

----Qué hermosa se encuentra la necrópolis en el equinoccio vernal, cuando las flores de tonos multicolores salpican las tumbas por doquier, y la hierba eléctricoverdosa, rociada de primorosas margaritas, se ciñen al terreno cual laureles que engalanan las virtudes de aquellas almas puras que, con celeste mensaje, pulsan un decreto de amor.

----En ésta hondonada de elevados muros, donde sientan sus reales los fenecidos, no existen ocultos juicios, envidias a los que sobreviven, ni sentimientos bajos que en sus cuerpos aniden. El rencor da paso, en la aceptación de la primacía, a la insigne mano del Todopoderoso que descendiendo de su solio honra a todos por igual.

----Tal vez, la vida de ultratumba, compense el menosprecio por los bienes terrenales y de las amarguras de la vida ofreciendo, en cambio, una ilusión construida sobre un estado de firmeza espiritual pero absolutamente extemporáneo. Por tanto, al intentar comprender ésta vasta diversidad, es posible que nos produzca un sentimiento de inquietud y, quizás, núcleos de resistencia en la mente.

----Siendo esto así, elevemos nuestra mirada a los cielos y observemos las vaporosas estrellas y cuando encontremos nuestra estrella de amor, ella nos conducirá a dónde los cuerpos yacentes de nuestros seres queridos, humildemente imploran perdón. (AMEN).
I
I

VOLVER A VIVIR

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¡
¡Quiero volver a soñar,
quiero recordar lo nuestro;
todo aquello que viví,
quiero vivirlo de nuevo.

Como un pájaro de fuego
cruzan por mi pensamiento
aquellos bellos instantes
que entre caricias y besos
siguen el rumbo divino
de la barca de mis sueños.

Y en rielantes crespones
van llegando los recuerdos;
como aquella tibia tarde
en que trémula en mis brazos,
vi el misterio en tus ojos,
el rubor en tus mejillas
y el embrujo de tus labios.

Y aquél vaso del amor
en que la ilusión bebimos,
se fue colmando de auroras
y sembrando fantasías
que dieron a nuestras almas
un nuevo aliento de vida.

Qué hermosa estabas desnuda,
qué semblante tan risueño,
eras la Diosa inmortal
mensajera de los vientos
que fue llevando a la luz,
la miel y el candor de mis besos.

* * *
La turbia luz otoñal
sobre las ramas se asoma
con la ardiente y cálida faz
de una pura y encendida rosa
que desde su agitada copa
sonríe, ama y perdona.

* * *

Y aquella pasión engendrada
tan dentro del corazón,
fue llenando de esperanza,
de fe pura y de dolor,
aquellos vínculos sagrados
como son los del amor.

Tal vez me fuercen los cielos
a amarte más que a mi vida;
yo quiero sentir tu aliento,
deseo tu compañía
pues sin ti...,
la vida es todo un infierno,
contigo...,
el albor de un nuevo día.
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AL SOL

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I
¡I
El astro rey siempre acude
presto a su cita anual
para instalarse en el cielo
llegando siempre puntual.

Y allí, bajo el firmamento,
en un cielo siempre azul,
engalana su morada
llenándola toda de luz.

El Sol se pasea a diario
por aquél regio lugar,
cobijándonos en su seno
con un amor paternal.

Una corona de estrellas
que ciñe su corazón,
irradia con gran poderío
la excelsa majestad de un dios.

Y en una palaciega estancia
que se extiende por las nubes,
se detiene, contemplando,
las laderas y las cumbres.

Con su embrujo fascinante,
él nos cautiva y seduce,
haciéndonos ver que la vida
a la nada nos conduce.

Y el sentido de grandeza
que en todo el mundo se halla,
siempre se encuentra al completo
con el valor de esa nada.

* * *

Con labios ardientes el Sol,
besa las bellas colinas
y los dulces valles besa,
y, también, quiere besar
a las sombras…, que no besa.

* * *

Las aguas mansas del río,
susurran con leve acento
y los árboles se mecen
con el murmullo del viento.

De pronto, un halo divino,
compuesto por mil colores,
despidiendo un mar de luz
surgió por el horizonte.

Y aquellos rayos del Sol
que de oro vuelven la arena,
se deslizan por el mar
no de forma muy discreta.

A las olas va irisando,
plateando a los delfines
y anunciando a los navíos
la buena ruta que siguen.

Sus rayos, sin duda, embrujan,
como flechas de pasión
y hasta, incluso, las vestales
por él pierden su candor.

Y luciendo una guirnalda
entre trinos y gorjeos,
el alba llegó anunciando
un día nuevo y muy bello.

La claridad, cada día,
comienza muy de mañana
y al mismo tiempo las flores
se van vistiendo de gala.

Y…, así como Prometeo
del Olimpo trajo el fuego,
la alegría y buen humor
el Sol nos trae del Cielo.

* * *

Nos envía su luz dorada
y, por supuesto, el calor;
la hermosura de las huertas
y los viñedos en flor;
y nos trae, como no…, el amor.
I
I

TÚ ERES..., LA PRIMAVERA

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¡
¡Mientras lágrimas de plata
inundan del cielo las mejillas,
mis más delicados
y sublimes pensamientos
vuelan hacia la Primavera,
puesto que Primavera, mi vida,
eres tú.

En el vergel del amor
las musas bañan sus desnudos cuerpos
entre dulces y tiernas margaritas,
liberando al viento sus doradas guedejas
que flamean bajo el sol.

Y cuando las aves
de tonos multicolores
con sus trinos y gorjeos
escalan las altas cumbres
o descienden a oler las flores,
dos seres enamorados
hacen suyos el amor.

Qué alegría tan inmensa nos invade
en ésta época vernal,
cuando extraído como de un sueño
colocó sobre La Tierra, el Cielo,
ese frágil manto floral.

Y entre aromas de alba pura
y el rocío transpirando amor,
la Primavera se viste de fiesta
y todavía se pone aún más bella
pues va naciendo en su alma
un sentimiento que la agita y exalta,
y turba…, su corazón.

* * *
--“ Los ecos de una canción
entonada por un labriego
en su triste soledad,
surcaba los cielos con la armonía
que puede ofrecer el amor
a un atormentado corazón.”--

* * *

El cielo, antes añil,
se cubrió de luto.
El ocaso del Sol
dio paso a la magnitud de la noche,
sumiendo en tinieblas,
densas y opacas,
al pálido día.

Lento y adormecedor
es el leve parpadeo de los brillantes luceros
que con sus pícaros guiños
hacen las delicias
del observador.

Entre tanto la Luna,
radiante en su esplendor,
enseñándonos solamente
el perfil de su silueta
pura cual Virgen bella,
pasea feliz
por el extenso mar del conticinio,
radiante, lúcida, apuesta,
enviándonos en torrentes
sus pálidos haces de luz,
al igual que en otros mejores tiempos
juntos la observábamos,
tú y yo.
¡
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EL RELOJ

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¡
¡
Aquél vetusto reloj
que en el salón de mi casa
una pared decoraba,
era puntual en las horas
pues nunca se equivocaba
y su rítmico tic-tac
siempre nos acompañaba.

En su fugaz caminar
y en su lánguida agonía,
va reflejando el reloj
el susurro de la brisa,
la realidad de un adiós,
el amor y la alegría.

Van devorando sus horas
todo aquello que florece:
la frescura de tu risa,
el olor de la reseda,
el perfume de tus labios
y la luz..., y las tinieblas.

Y en el umbrío salón,
sobre su esfera rielaba
la tenue luz de la luna
cual diadema plateada,
que entre las sombras y armiño
su tránsito acompañaba.

Nací en el seno profundo
de un cauce devorador
que va contando en secreto
los dictados del amor
entre los dulces arpegios
de aquél compás del reloj.

Escucho el rumor del viento,
el murmullo de la fuente,
el suspiro de tu aliento,
y perdido en el ambiente
el eco de tu voz yo siento
y hasta el tiempo se detiene.

Y en ese efímero instante
en que el caduco reloj
cesa su camino errante,
surgen los nupciales velos
que visten con luz radiante
a todos los relojes muertos.

Ahora, finado ya el tiempo,
van llenando de hermosura
la tierra, el trigo y las flores
que con sosegado acento
van haciendo las delicias
de un mundo nuevo y más bello.

Ya no adorna el reloj la pared,
ni la luna camina a su vera;
quizás nunca supo el reloj
que el tiempo a él se le iba
y aunque lento en su caminar
también para él transcurría.

La tierra nos da la vida,
el Sol todo su amor,
el mar nos da la belleza
y el tiempo...,
el tiempo nos lo da Dios.
¡
¡

UNA ROSA PARA ILLÁN

¡
(Para Illán Escalada Martínez)
alada Martínez)

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¡Entre muy bellas guirnaldas
y nubes de blanca espuma,
con aspecto angelical,
revestido de hermosura,
nació Illán, cual viva flor,
bajo el Don de la Fortuna.
¡
Sobre las ramas cantando
las aves con dulces trinos,
alegrías dan al Cielo
y las flores dan suspiros,
pues es un día muy grande
el de aquél recién nacido.
¡Una estrella desde Oriente
cruzaba el éter divina,
haciendo manar del rocío
la paz, amor y alegría
pues quiso estar en la fiesta
en ese venturoso día.
¡Y los padres orgullosos,
mecían a Illán en su cuna,
contándole cosas bellas,
besándole con ternura
y felíz estaba el niño
sobre aquél colchón de plumas.
¡Se encontraba en la cunita,
tan alegre y tan contento,
que el Niño Jesús miraba
la forma de darle un beso;
y..., ¿cómo lo consiguió?.
Llevándole un rato al Cielo.
¡Y en ese preciso instante,
Illán se quedó dormido
y por su mente cruzaron
sueños de colores vivos,
y lenta, muy lentamente,
emprendió un dulce camino.
¡Cruzaba Illán por los aires,
al albor de la mañana,
cuando de pronto las nubes
se abrieron sobre su espalda;
miró, entonces, hacia arriba
y el Niño Jesús..., allí estaba.
¡¡Qué enorme ilusión tenían!.
¡Que grande el recibimiento!.
Era aquél soplo de vida
que entre fúlgidos reflejos
con la sonrisa de un ángel
hizo su entrada en el Cielo.
¡Se pasó el día saltando
entre la Luna y el Sol,
comiendo chocolatinas,
tomándose el biberón;
y el Niño Jesús corría
tras Illán..., muy juguetón.
¡Al llegar por fin la noche
hacia la cuna se iban,
y con un tremendo abrazo
los niños se despedían:
Jesús quedaba en el Cielo
y a su casa Illán volvía.
¡Los padres de Illán miraban
al niño mientras dormía,
pero cual fue su sorpresa
al ver que en su pecho ardía
una rosa roja y fresca
la que antes no tenía.
¡--“Es la flor de la mañana
que entrega el Niño Jesús
a los niños con quien juega,
allá en el inmenso azúl,
y en sus pétalos va la esencia
de la Eterna Juventud”.--
¡
¡

EL CRITICÓN

I
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I
No existe mayor desprecio
que el que por la boca sale,
aunque siempre hay algún necio
que de esas miserias se vale.

Los campos de perdición,
mustios collados sombríos,
citados con presunción
aumentan su poderío.

No conducen los engaños
sino que a la destrucción
y a los cenagosos lagos
que van a la corrupción.

Estos infames bribones
suelen ser de fácil verbo
y sus aviesas intenciones
las ocultan tras un velo.

Cuando se descorre el velo
y la verdad sale a la luz,
no se avergüenzan ni un pelo,
esa es su gran virtud.

Y con bondadoso aspecto
y sonrisa de ratón,
vuelven otra vez al juego
con renovada ilusión.

Siempre se juntan los mismos…,
son los chismosos de siempre
y aunque no son los más listos,
conocen bien a la gente.

“Cortan trajes” a medida
pues el mundo es fácil presa,
de todos saben la vida
y lo que no…, se lo inventan.

Lo entienden todo al revés
y ni siquiera lo dudan,
ya que propagan después
la más extraña aventura.

Estos nebulosos jueces,
zarzales de la selva son
que sólo hieren si pueden
pero a quienes quieren... , no.

Cuentan de aquél sus amores
y su falta de limpieza,
y de aquella otra, los hombres,
que pagan todas sus deudas.

Que si llevan faldas cortas,
que si la “pechuga” enseñan,
o si aquellas están gordas
y beben más de la cuenta.

Disfrutan al calumniar
sin comprobar si es cierto,
pues es mejor divulgar
cuanto antes, el secreto.

Por eso hay que tener,
gran prudencia y seriedad,
y sabernos contener
sin mentir, ni criticar.

Si la espada mas templada
da la fama y el honor,
la honradez, cuando es violada,
da tristeza al corazón.

Al hombre dale prestigio,
nunca le restes valor,
pues los hombres bien nacidos
siempre siembran el amor.

Procura no prejuzgar;
pues con justicia y rigor
en la ciénaga caerás,
si criticas la razón
sin conocer la verdad.

Y viendo que el humilde arroyo
con sus aguas cristalinas
la tierra convierte en lodo:
¿no verá, el que mancilla,
que de ese sangriento acoso
puede surgir la semilla
del odio del poderoso?.

Por tanto, sé generoso,
ten modestia y sobriedad,
jamás critiques a otro
pues no hay mayor crueldad
que el tirano venenoso
de la lengua y la verdad.
I
I

RETORNO AL EDÉN

I
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I
Cuando Dios creó el Paraíso
lleno de frutos y flores,
contrajo un gran compromiso,
pues jamás pudo imaginar
y aún menos considerar
que aquellos hermosos brotes
iban a ser el azote
de toda la humanidad.

Un árbol allí creció
de todos el más hermoso
con sus raíces profundas
y un tronco poderoso.

El rocío que en sus hojas
se posaba lentamente,
ocultaba en sus axilas
escamosas yemas verdes.

Las brindillas coronadas
de frágil y fino tallo,
abren camino hacia el cielo
a las lamburdas y dardos.

Con éste árbol frondoso
llamado del Bien y del Mal,
quiso Dios poner a prueba
a sus hijos, Eva y Adán.

Y de aquél bello manzano
de ramas tan bien trenzadas,
con sus limbos y peciolos
y sus hojas perfumadas,
surge con gran seducción
y voz acariciadora
una serpiente muy bella,
una serpiente traidora.

Este fruto os ofrezco
en prueba de mi amistad:
“comed de él y así seréis
tan sabios y poderosos
que ya nunca más podrá
ni Dios ni nadie cambiar
vuestra suerte y bienestar”.

El Edén también tenía
otros árboles frutales:
melocotones, ciruelos,
castaños muy bien cuidados,
perales muy arrogantes
y cerezos… , altivos y bellos.

Eran sus frutos hermosos
y de ellos no tocaron
pues creyendo más al Diablo
en ese momento, pecaron.

Nada se hizo esperar
la venganza del Señor
que con la muerte y dolor
a todos nos castigó.

De pronto se transformó
aquél precioso manzano
en débil árbol deforme,
invadido por tumores
por piojos de costra gris
y parasitarios pulgones.

Muchos años han pasado
y el manzano del Edén
va muriendo cada año,
sigue enfermo, no va bien.

Y a éste vetusto manzano
de ajadas y mustias flores
con sus frutos descompuestos
y sus raíces tan pobres,
hemos antes de librar,
- para curar a éste árbol -
del Pecado Original.

Así que volvamos de nuevo
a vivir aquél momento… ,
aquella hora… ,
y tejamos en diademas
los pétalos de mil rosas;
y escuchando los romances
de las ramas y las hojas,
tal vez nos llegue el amor
y algún secreto…, con la aurora.
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