domingo, febrero 28, 2016

SUEÑOS DE UN MARINO

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Vuela, vuela, una gaviota,
trae aires de canción,
son los llantos de un marino
que soñaba con su amor.

Nostálgicas sus canciones,
son recuerdos del ayer,
son, tal vez, aquellos besos
que le brindó una mujer.

Y al rítmico balanceo,
éste joven marinero
va desgranando sus notas
lanzando al aire recuerdos.

De su boca van surgiendo,
unas tiernas melodías,
que al mismo tiempo le causan
una cruel y dulce herida:

--“ Bordado en mi corazón,
tu nombre grabado llevo,
y vagando por mis venas
un cariño verdadero.

Mi alma pidiendo está,
asilo en tu pecho ardiente
pero por tu lado cruza
y, triste…, se desvanece.”--

--“Me encanta mirar tu rostro,
ver la sonrisa en tus labios
pero mi mayor deseo...,
estrecharte entre mis brazos.

Por eso al soñar contigo,
te llamo, amor, en silencio,
aunque nunca me escuchaste
ni tan siquiera en mis sueños.”--

Con mágico viento de popa
el velero se deslizaba,
cruzando sinuosamente
aquella mar encrespada.

Lleva sus velas largadas
y su gallardete luce,
tremolante y altanero,
el palo mayor del buque.

Aquél hermoso navío,
boga cortando las olas
y una suave ventolina
henchidas lleva las lonas.

Y sobre un vendaval, Eolo,
cabalgaba vigilante
para que vientos contrarios
por allí no se acercasen.

Al mismo tiempo el marino,
desde la cofa más alta,
otëaba el horizonte
por ver si la mar cambiaba.

Mientras tanto las Nereidas
entre las olas jugaban
y a lo largo del velero
entre risas, bromeaban.

Es la hora en que en las playas
están los enamorados
tendidos sobre la arena
con sus cuerpos abrazados.

Y es el momento del día
en que la magia del Cielo,
va llevando al corazón
sus más hermosos secretos.

Parece volar el navío
llevado por blancas olas
y el Sol ya se va ocultando
allá, lejos…, en la costa.

Como un halcón de los mares
y en medio de un mar eterno,
va cruzando aquellas aguas
arrogante y muy ligero.

* * *
¡
Sueña el marino en la Mar
como en una enamorada:
--“ La sueña, sí, muy coqueta,
con sonrisa delicada
y con una leve brisa
que mece sus aguas mansas.”--

Cuando en las noches, la Luna,
con sus pálidos haces de luz
su superficie perlaba,
la Mar se ponía aún más bella,
ensortijaba sus olas
y cual si fuera un espejo
en sus aguas se miraba.

* * *
¡Alegre estaba Selene
pues iba a ver a su amor;
contenta estaba esa noche,
radiante…, como una flor.

Van cambiando los matices
de aquellas límpidas aguas,
pasando del turmalino,
al turquesa y esmeralda.

El marino está apoyado
por la borda de estribor,
contemplando aquella luna
con tan bello resplandor.

También mira a los delfines,
cortando alegres las olas,
agradeciendo ésta tregua
que daba paso a la aurora.

Hace días que navegan
y la costa no se ve,
tal vez se arrepienta y ahora
ya se quisiera volver.

Y entre suspiro y suspiro
la aurora se va alejando
para cederle su espacio
al día que está llegando.

Le queda poco al navío
para arribar a buen puerto,
pues comienzan las gaviotas
a verse ya por el cielo.

Y una gaviota argenta
que viene por lontananza,
llega muy presto y se posa
en el mástil de mesana.

Él, la mira tolerante
y ella a él, tal vez, turbada,
pues la gaviota sabe y no él,
que ella sus penas llevaba.

Llega, por fin, aquel día,
por todos tan deseado,
cuando como un trueno suena
la voz de, ¡tierra…!, a su lado.
¡
¡