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¡
¡Quiero volver a soñar,
quiero recordar lo nuestro;
todo aquello que viví,
quiero vivirlo de nuevo.
Como un pájaro de fuego
cruzan por mi pensamiento
aquellos bellos instantes
que entre caricias y besos
siguen el rumbo divino
de la barca de mis sueños.
Y en rielantes crespones
van llegando los recuerdos;
como aquella tibia tarde
en que trémula en mis brazos,
vi el misterio en tus ojos,
el rubor en tus mejillas
y el embrujo de tus labios.
Y aquél vaso del amor
en que la ilusión bebimos,
se fue colmando de auroras
y sembrando fantasías
que dieron a nuestras almas
un nuevo aliento de vida.
Qué hermosa estabas desnuda,
qué semblante tan risueño,
eras la Diosa inmortal
mensajera de los vientos
que fue llevando a la luz,
la miel y el candor de mis besos.
* * *
La turbia luz otoñal
sobre las ramas se asoma
con la ardiente y cálida faz
de una pura y encendida rosa
que desde su agitada copa
sonríe, ama y perdona.
* * *
Y aquella pasión engendrada
tan dentro del corazón,
fue llenando de esperanza,
de fe pura y de dolor,
aquellos vínculos sagrados
como son los del amor.
Tal vez me fuercen los cielos
a amarte más que a mi vida;
yo quiero sentir tu aliento,
deseo tu compañía
pues sin ti...,
la vida es todo un infierno,
contigo...,
el albor de un nuevo día.
quiero recordar lo nuestro;
todo aquello que viví,
quiero vivirlo de nuevo.
Como un pájaro de fuego
cruzan por mi pensamiento
aquellos bellos instantes
que entre caricias y besos
siguen el rumbo divino
de la barca de mis sueños.
Y en rielantes crespones
van llegando los recuerdos;
como aquella tibia tarde
en que trémula en mis brazos,
vi el misterio en tus ojos,
el rubor en tus mejillas
y el embrujo de tus labios.
Y aquél vaso del amor
en que la ilusión bebimos,
se fue colmando de auroras
y sembrando fantasías
que dieron a nuestras almas
un nuevo aliento de vida.
Qué hermosa estabas desnuda,
qué semblante tan risueño,
eras la Diosa inmortal
mensajera de los vientos
que fue llevando a la luz,
la miel y el candor de mis besos.
* * *
La turbia luz otoñal
sobre las ramas se asoma
con la ardiente y cálida faz
de una pura y encendida rosa
que desde su agitada copa
sonríe, ama y perdona.
* * *
Y aquella pasión engendrada
tan dentro del corazón,
fue llenando de esperanza,
de fe pura y de dolor,
aquellos vínculos sagrados
como son los del amor.
Tal vez me fuercen los cielos
a amarte más que a mi vida;
yo quiero sentir tu aliento,
deseo tu compañía
pues sin ti...,
la vida es todo un infierno,
contigo...,
el albor de un nuevo día.
¡
¡